Trincheras de la Guerra Civil
La Comarca del Jiloca cuenta con un importante patrimonio bélico compuesto por la técnica de fortificación más común a principios de s. XX.
La Guerra Civil Española supuso a nivel bélico un punto de inflexión entre las formas de combate heredadas del s. XIX y la guerra moderna. Las técnicas de fortificaciones de campaña se perfeccionaron a lo largo de la contienda, pasando de estructuras simples lineales relativamente improvisadas hasta complejos sistemas de fortificaciones en hormigón, realizados por unidades especializadas y gran número de trabajadores. Esta evolución debe ser tenida en cuenta a la hora de valorar las tipologías de los restos conservados.
Con el inicio de la contienda se puso en práctica el modo de combate habitual, heredado de la I Guerra Mundial: la guerra posicional de trincheras. Los frentes se componían de sucesiones de trincheras lineales enfrentadas unas a otras de similares características que cubrían grandes extensiones de terreno. Estos planteamientos tácticos iniciales fueron cambiando a lo largo de la contienda.
El bando sublevado apostó pronto por nuevas estrategias en las que se disponían frentes fortificados formados por puntos independientes apoyados mutuamente por su fuego, desarrollando el sistema de posiciones escaqueadas. Por parte republicana, el proceso fue similar pero más lento.
La línea principal de frente en la provincia de Teruel se estabilizó a finales de 1936 como una continuación de la existente en las provincias de Zaragoza y Huesca, que dividía de norte a sur en dos mitades al territorio aragonés. La frontera que se desarrollaba en territorio turolense discurría algo más al oeste que las otras dos provincias, después del entrante que suponía la zona de Belchite, evolucionando principalmente a lo largo del curso del río Jiloca y la carretera que comunicaba Teruel con Zaragoza, hasta llegar a la capital, donde penetraba en territorio republicano, formando una bolsa de territorio que envolvía en torno a Albarracín, dejando toda la parte sur en poder republicano.
El marco geográfico de las poblaciones que actualmente componen la Comarca del Jiloca condicionó particularmente la disposición de los frentes en esta zona. La depresión del río Jiloca sirvió como eje en torno al cual se dispusieron ambos bandos. El valle, que discurre en dirección sur-norte encajonado entre sierras (Menera, Cucalón, Lidón, Palomera), es la vía natural de comunicación entre Teruel y Zaragoza. La carretera que discurría por esa vía pronto fue controlada por los sublevados, siendo un constante objetivo para las fuerzas republicanas que tomaron posiciones en las sierras que limitaban al este, especialmente sierra Palomera. Calamocha fue un importante centro de reclutamiento, organización y conexión con Zaragoza, principalmente en los primeros meses de guerra. Junto con Bello, Calamocha y su aeródromo fue una valiosa sede para las operaciones de la aviación alemana e italiana.
También la Sierra de Oriche, perteneciente a la Sierra de Cucalón, flanqueada por los ríos Huerva y Aguasvivas, sirvió de frontera natural entre ambos bandos durante los dos primeros años. Los sublevados controlaban las alturas de la Sierra y su cara sur, en poblaciones como Fonfría y Allueva, mientras los republicanos se ubicaban frente a ellos en la línea formada por Rudilla y Anadón, o Monforte de Moyuela y Huesa del Común más al interior.
El sector de frente que ocupó la zona del Jiloca fue una línea estable de vanguardia muy disputada. Desde diciembre de 1936 y enero de 1937 los gubernamentales intentaron realizar avances en sus líneas para controlar y cortar la vía de comunicación con Zaragoza, hecho que se volvió a repetir en Bueña en septiembre de 1937 y en Singra en 1938 en una maniobra relacionada con la Batalla de Teruel.
La amenaza para los franquistas de las posiciones republicanas de Sierra Palomera quedó neutralizada definitivamente en febrero de 1938 con la Batalla de Alfambra. En una operación coordinada el Cuerpo de Ejercito Marroquí rompió el frente de Portalrrubio, llegando hasta Cervera del Rincón, Pancrudo y Corbatón, al mismo tiempo que el cuerpo de Ejercito de Galicia atacaba desde Celadas en dirección a Alfambra y la 5ª División rompía el frente por Rubielos de la Cérida en dirección a Argente.
Partiendo de esta posición hacia Perales de Alfambra se desarrolló la última carga exitosa de caballería de la historia contemporánea. Las defensas republicanas fueron copadas, consiguiéndose el impulso definitivo para finalizar la Batalla de Teruel.
ELEMENTOS CONSERVADOS
Las mayores concentraciones de vestigios se localizan dentro de la zona franquista, en localidades como Bueña, Cosa, Bañón, y destacando especialmente Singra, y sobre todo Rubielos de la Cérida que cuenta con una alta densidad de vestigios. Del bando republicano destacaremos las de la población de Monforte de Moyuela.
El conjunto de El Balsete, ubicado en el término municipal de Caminreal, a poco más de 3,5 km
del núcleo urbano en dirección ESE, se encuentra en un pequeño promontorio de orientación E-O.
Este conjunto comprende principalmente dos búnkeres y un sistema de trincheras que rodea la cima
de la colina.
En Bueña encontramos varias trincheras construidas durante la Guerra Civil en las Fuentecillas, La Sartaneja y el Cabezo. Se trataban de unas posiciones de primera línea destinadas a impedir el avance de las tropas Republicanas estacionadas en el campo de Visiedo. Estas trincheras tuvieron un momento brillante en septiembre de 1937, durante el ataque a Bueña. Una brigada de la Guardia Civil conocida como «La Calavera» resistió en estas trincheras el empuje de las tropas republicanas que los triplicaban en número, impidiendo el avance hacia el centro del valle del Jiloca.
Los Pilones (Rubielos de la Cérida)
La posición fortificada de Rubielos de la Cérida, llamadas también de los Pilones. Se disponen a lo largo del cerro en el que están emplazadas por medio de una sucesión de curvas cóncavas y convexas en disposición longitudinal. Están realizadas a base de piedras y hormigón. Poseen unos pequeños vanos dispuestos a lo largo del murete, utilizados para vigilancia y puestos de defensa. Alrededor de este muro podemos encontrar un pequeño foso excavado en la tierra.
Trincheras Cabezo Pequeño (Singra)
Conjunto de estructuras defensivas vinculadas con el Ejército Nacional en el entorno de la Paridera de Allueva y que se encuentran a poco más de 2 kilómetros de Singra. Se trata de un gran complejo defensivo formado por varias líneas de trincheras, nidos de ametralladoras y refugio subterráneo. La posición está dividida en dos partes. La parte baja es un refugio de hormigón armado, varios nidos de ametralladora y trincheras. La parte alta, encima de un cabezo, está comunicada por una red de trincheras que conectan tres construcciones de hormigón.
Trincheras del Subsector Cosa.
El subsector de Cosa está formado por posiciones defensivas del ejército sublevado distribuidas por los municipios de Cosa, Bañón, Torre los Negros y Alpeñés.
Se trata de 19 posiciones excavadas en la tierra y sin apenas construcciones de cemento que cubrían el terreno y protegían lo que hoy es la N-211 y los accesos al Jiloca. Se encontraban enfrentadas a las posiciones del ejército gubernamental situadas en campo de Visiedo.
Este entramado defensivo de centros y elementos de resistencia se inició poco después de la sublevación del julio de 1936 y fue perfeccionándose a manos de diferentes unidades que lo ocuparán hasta su abandono coincidiendo con la batalla del Alfambra en febrero de 1938. Durante esta batalla unidades de la División 82 del ejército sublevado partieron de sus bases de las trincheras de Cosa para tomar Corbatón y las posiciones republicanas de las Atalayas en Lidón cumpliendo todos sus objetivos.
Trincheras de Monforte de Moyuela
Se observan varias líneas de trinchera y un refugio subterráneo, que formaban parte de las posiciones defensivas que enlazaban con otras ubicadas en el Val Haba, Loma de la Cruz y Cabezo Santo. La mayor parte de las trincheras están excavadas en la tierra, aunque se observan algunos tramos con parapeto de piedra seca.
En las llamadas del «Cabezo Santo» se observan varias líneas de trinchera y un fortín-nido de ametralladora que formaban parte de las posiciones defensivas que enlazaban con las otras. El elemento más espectacular es la estructura de hormigón del nido de ametralladora, de forma poligonal, con cuatro grandes troneras de tiro.
Posición fortificada de «Los Villares» (Allueva y Anadón)
Posición fortificada levantada durante la Guerra Civil entre las localidades de Allueva y Anadón, llamada de los Villares o San Jorge-El Gigante. Formaba parte de un frente que se extendía por al menos cinco kilómetros en la cima de la Rocha, con numerosos puestos defensivos y trincheras, la mayor parte de ellos actualmente desaparecidos.
PUBLICACIÓN LA GUERRA CIVIL EN LA COMARCA DEL JILOCA
TORRE DE NAVARRETE DEL RIO