Baile de San Roque de Ferreruela de Huerva

Domingo siguiente al 16 de agosto

Al son de la música, los bailadores inician el camino desde la iglesia de la Asunción a la ermita de San Roque (unos 800 metros) atravesando el puente del ferrocarril, donde en tiempos se decían los dichos, colocados en dos filas detrás de los abanderados, y a los que seguirán la imagen de San Roque, el párroco, los músicos y la imagen de la Virgen de la Asunción portada por mujeres (antaño solteras).

Existen dos grupos de bailadores que se sitúan en dos filas, seguidos los unos de los otros sin interrupción, y cada grupo está dirigido por su “cabecero”. Desde 1975 van uniformados con pantalón y camisa blancos y, dependiendo del grupo al que pertenecen, o bien llevan faja con pañuelo rojos, o bien faja azul y pañuelo morado. El cabecero, además, lleva un “morralico” a la espalda con una calabaza de peregrino y un bastón o gayata del que cuelgan pañuelos de vistosos colores. El morralico se pasa de padres a hijos o, en su defecto, a los más veteranos del baile.

A la vuelta también bailan sin descanso, acompañando la imagen del santo, a la que se ha colgado gran número de ofrendas (roscones, pastas y uvas) que se convertirán en el convite tras la misa, tanto para ellos como para las autoridades, el cura y los vecinos.

Aunque el origen del baile de San Roque de Ferreruela se desconoce, en un manuscrito de la parroquia consta que en 1765 se festejó la terminación de las obras de la torre de la iglesia con un “precioso dance”. Desde entonces se sigue haciendo sin interrupción, a pesar de algún intento de suprimirlo entre 1950 y 1965.

El baile se realizaba el 16 de agosto, día de San Roque, durante las fiestas patronales y sólo lo bailaban los hombres, nacidos o casados en el pueblo. Actualmente se ha trasladado al domingo siguiente a esa fecha, los dichos se han perdido y las mujeres se han incorporado al dance.

La melodía se compone de dos partes lentas y una rápida y cada una se repite tres veces seguidas. En las partes lentas los bailadores marcan un paso muy sencillo y van dando palmadas al ritmo, avanzando poco a poco. Mientras, el cabecero baila con dos seguidores alrededor de él.

En la parte rápida, cada cabecero es seguido por su grupo de danzantes en dos filas, cruzándose con el otro grupo. Unos avanzan hasta las banderas, otros hasta el santo. En ese momento, el cabecero que ha llegado a los pies del santo es izado a hombros por sus dos acompañantes mientras grita vivas al santo y a la Virgen con las manos en alto, y el resto de participantes sigue tocando palmas. Una vez llegados hasta aquí, y solo con el ritmo marcado por el redoblante, las filas hacen dos cruces hasta volver a su posición inicial. Entonces comienza otra vez la primera copla.

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