Castillo de Peracense

Año: Siglo XIV
Autor: Desconocido
620 86 30 78
Desde el 17 de abril hasta el 30 de Junio
de miercoles a domingo de 10:30 a 14:00 y de 16:000 a 21:00
Del 1 julio hasta el 15 Septiembre
de lunes a domingo 10:30 a 14:00 y de 15:30 a 19:00
Del 16 de Septiembre hasta el 13 de octubre. Lunes y martes cerrado
De miercoles a domingo de 10:30 a 14:00 y de 15:30 a 18:00
Del 19 de octubre hasta el 16 de abril el Castillo se abrirá sábados y domingos. Puentes, festivos y Semana Santa estara abierto
De 10:30 a 14:00 y de 15:30 a 18:00

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El castillo de Peracense es uno de los lugares más conocidos a nivel turístico de la comarca del Jiloca, dado su buen estado de conservación y la grandiosidad de su construcción.

Se encuentra a 1365 m. sobre el nivel del mar. Su enclave privilegiado le permite dominar el amplio llano del valle del río Jiloca que se extiende hacia el este, en tanto su lado oeste está protegido por las estribaciones de la Sierra Menera, tradicional frontera entre los reinos medievales de Castilla y Aragón.

Aprovechando un farallón rocoso natural, el castillo fue construido sobre una amplia plataforma cuyos lados norte, sur y este forman un acantilado inaccesible. En el lado oeste se levantó una muralla, en forma de ángulo recto de unos 3 metros de espesor, reforzada por tres torreones rectangulares y se excavó un foso para aislarlo mejor de la muela donde se asienta aunque, en la actualidad, ha quedado bastante desdibujado por las obras de la carretera de acceso.

La entrada al castillo es un estrecho portillo al borde del precipicio. Hay saeteras y subsisten bastantes almenas.

Descripción y características:

Sin otras concesiones a la estética que la propia concepción arquitectónica de la fortaleza, el castillo de Peracense es un extraordinario ejemplo de arquitectura militar, sobrio y eficaz, adecuado a la función para la que fue construido.

Queda mimetizado con el paisaje de rocas de rodeno de manera que parece formar parte de él como si de un fenómeno geológico se tratara. Su imagen nos recuerda a un espolón de un barco varado en la montaña del que destaca la torre principal por su altura y rotundidad.

La fortaleza de planta cuadrada irregular, ocupa unos 4.000 metros cuadrados y se divide en tres recintos concéntricos escalonados. El recinto exterior es accesible por la puerta abierta en el lado norte. Es una gran explanada también llamada albacara y está protegida del exterior por dos anchos muros jalonados por tres torreones.

Al segundo recinto, donde se encuentra la plaza de armas, se accede pasando por una puerta protegida por un torreón. En este espacio se encontraban las habitaciones de tropa, el aljibe principal y también se han descubierto en las excavaciones una capilla y el cementerio. En este mismo recinto una torre vigía, llamada del Hospital, permite vigilar estos dos primeros recintos así como uno de los flancos del castillo.

El recinto más elevado, construido acomodándose a las irregularidades de la roca era el último bastión defensivo y residencia del alcaide. También en disposición escalonada desde la torre de ingreso se suceden las diversas estancias residenciales y dependencias así como el sistema de recogida y almacenamiento de las aguas pluviales.

La fortaleza,que podemos ver hoy día, fue edificada hacia la primera mitad del siglo XIV aunque se tiene constancia de alguna edificación anterior ya en 1284. Parece que fue utilizado en la Reconquista por las tropas reales como punto de partida para la conquista de Albarracín.

Posteriormente, su misión será la de controlar uno de los posibles puntos de acceso por los que las tropas castellanas podían penetrar en Aragón en momentos de conflicto. Pero la existencia de otros puntos cercanos y de más fácil acceso para las tropas castellanas evitó que este castillo fuera atacado o asediado. En el siglo XIX, el castillo fue utilizado también en episodios bélicos de la primera guerra carlista.

Las obras de restauración dieron comienzo en 1987, según el proyecto del arquitecto Pedro Ponce de León, y tras trece años de trabajos quedó totalmente reformado y abierto al público. Hoy se pueden realizar visitas guiadas de especial interés en las que podremos admirar, también algunas de las joyas arqueológicas conservadas en su museo.

 

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